Episode 47: 47. Carta de San Martínm a Tomás Guido, 1829, 2º

00:00:00 - Carta de San Martín, Atomás Guido, Montevideo y abril 6 de 1829. Segunda parte.

00:00:15 - Después de lo que llevo expuesto, ¿cuál es el partido que me resta?

00:00:20 - Mi presencia en el país en esta circunstancia, lejos de ser útil, no es más que embarazosa.

00:00:26 - Para los unos, objeto de continuos desconfianza.

00:00:29 - Para otros, de esperanzas que deben ser frustradas.

00:00:32 - Para mí, de disgustos permanentes.

00:00:34 - Por lo tanto, he resuelto lo siguiente.

00:00:37 - He realizado cinco mil pesos en metálico y con el sacrificio que puedo usted ver con el cambio del día, con ellos y con lo que me dedican mis bienes.

00:00:47 - Pienso pasar al lado de mi hija los dos años que juzguen necesarios para completar su educación.

finalizado este tiempo regresaría al país en su compañía, pidió un resignado a seguir la suerte a que se haya destinado. En este intermedio no faltará nombre que, aprovechándose de las lecciones que la experiencia les ofrece, ponga la tierra cubierta de los males que perimenta.

00:01:08 - Esta es mi esperanza, sin ella y sin el sueño, como dice un filósofo, los vivientes racionales dejarían de existir. Yo no dudo que usted encontrará mis razones para arrebatir las que después puestan, pero usted convendrá conmigo en que los hombres no están de acuerdo entre sí, más que sobre las primeras reglas de la aritmética. No he querido hablar de una sola palabra sobre mi espantosa versión a todo el mundo político. ¿Qué resultados favorables podían despegar centrando el ejercicio en empleo con la misma repugnancia que una joven recibe la calicia de un lascivo y alqueno sanciano. Por otra parte, quiero usted que tan fácilmente se haya borrado en mi memoria los horrorosos títulos del ladrón y ambicioso con que tan gratuitamente me han favorecido los pueblos que en unión de mis compañeros de armas hemos libertado. Lo he estado, estoy y estaré en la firme convicción de que toda la gratitud que se debe esperar de los pueblos en revolución es solamente el que no sean ingratos, pero confecemos que es necesario tener toda la filosofía de un cénica o la imprudencia de un malvado para ser indiferente a la columna. Esto último es de la menor importancia para mí, pues si no soy árbitro de olvidar las injurias porque pende de mi memoria, al menos he aprendido a perdonarlas, porque este acto depende de mi corazón.

00:02:34 - El propósito de filosofía, se ha olvidado usted del efecto que le hizo el papel publicado su llegada a Chile por el célebre Padilla. No por esto creo que usted quiera aplicarle la sentencia de la bata regional porque él dice, nosotros los filósofos somos fuertes en teoría pero muy débiles en la práctica.