Julio  6, 2022

Episodio 31: Existencialismo puro...

Las crisis existenciales hacen parte de nuestra cotidianidad, repensarnos en contexto y contradecirnos es lo que nos hace humanos. Lo importante es gestionar esos momentos, gestionar las emociones, encontrar el motor que nos permite andar, creer en lo que hacemos, creer en nuestras estructuras, evolucionar y actualizar nuestras ideas.
Comparte este episodio:
Episode cover: Existencialismo puro...

Música: Camilo Monery

Hola, mi nombre es Andrés Novoa y esto es KWX Kuwoxati podcast

Les doy la bienvenida al episodio 31

Existencialismo puro

Preludio

No sé si sea porque me entró la crisis de los 40s, o cada tanto tiempo me entra la pensadera de saber en dónde estoy parado, de si soy feliz o disfruto lo que hago. Ese propósito que entra en conflicto cada tanto y que me pone a reflexionar sobre qué es lo que realmente quiero o el por qué hago lo que hago. Este es un episodio para existencialistas, para personas que siempre estamos pensando en nuestro rol en el mundo, en la forma en que queremos transformar el mundo y nuestro contexto desde lo que hacemos, para personas que somos dinámicas y tenemos más dudas que certezas. Este es un episodio de existencialismo puro, un episodio para inconformes.

Puntos de fuga

¿Soy feliz? ¿Disfruto lo que hago? ¿Por qué hago lo que hago? ¿Estoy dónde quiero estar? ¿Y ahora qué hago? estas y miles de preguntas me invaden cada tanto, y me hacen pensar en qué momento estoy de mi vida y que es lo que realmente quiero hacer. Por momentos me siento seguro del propósito que tengo, pero llegan espacios de mi vida dónde las preguntas y las dudas me invaden y me invitan a pensar en nuevos caminos, nuevas encrucijadas, nuevos retos y nuevas dinámicas de vida. A veces me siento confundido, porque por más de que intente hacer las cosas como creo y con una ruta definida y por momentos improvisada, siento que no tienen el efecto que quiero, o que las decisiones que tomo pueden cambiar su estado, esa confianza que me da el caminar puede contenerse con un mal paso, con una mirada, con un traspiés, con un objetivo cumplido pero que ha cambiado según la situación, y aquello que pensaba que tenía bajo control ya no tiene tanto control, porque siento que mi pensamiento y mi vida es dinámica y cambia constantemente. No se imaginan las veces que he peleado conmigo mismo por no estar de acuerdo con mis pensamientos y mis acciones. Eso que se veía con tanta claridad, pasa a un estado de incertidumbre, que me llena de vacíos, que embarga mis sentidos y me pone a replantear mis estructuras.

Por más que quiero hacer millones de proyectos, y por más que tengo ideas, a veces me siento en zonas de confort difíciles de dejar a un lado, ese deber-ser que nos pone el sistema en el que nos encontramos, el tener un sueldo, una posición, unos privilegios al final nos mantienen estáticos, sin arriesgar, sin buscar nuevos caminos. No digo que esté mal del todo. Yo decidí hace mucho tiempo lo que quiero hacer, lo que pasa es que quisiera hacer muchas más cosas, pero siempre están mediadas por el dinero, el endeudamiento, la toma de decisiones, la comodidad y el consumo. ¿Qué es lo que realmente debemos-ser? ¿una convención social que nos asigna un status? ¿Seres hiperconsumo que dependen de objetos y plataformas para sentirse bien? Esa postura estética que limita nuestro mundo a pocas cosas, categorizadas y estandarizadas me aburre un montón y me obliga a replantearme hacia donde voy, y hacia donde quiero ir.

A veces mi cabeza se encuentra congestionada, da mil vueltas, intenta encontrar la salida a laberintos infinitos (Imaginando a Borges) que se proponen ante conflictos existenciales que aparecen frente a mí como intentando gritarme a todo pulmón que necesitamos cambiar de rumbo, encontrar nuevos retos, que dependen de mí y no de la burocracia de una institución o de las pelotudeses egocentristas de alguien en una posición de poder más alta. A veces intento encontrar oportunidades en los discursos embellecidos de unos cuantos que defraudan frente a las acciones. ¿Cuántos realmente somos consecuentes entre lo que pensamos y lo que hacemos? Intento protegerme de esos estados mentirosos y construir escenarios donde las personas son el eje fundamental de mis ideas. A veces pienso que pienso mucho en los demás y dejo de pensar en mí, pero cuando pienso en mí es inevitable pensar en los demás. Me gusta escuchar, ayudar a la gente, me gusta sentir que puedo aportar algo a los demás, tal vez por eso soy profesor.

Por momentos las contradicciones son parte de mi día a día, me puedo ahogar en un vaso de agua por cosas que pueden no representar tanta importancia, y a veces nado contracorriente con toda la energía de mi ser, tratando de encontrar caminos sin incertidumbre y espacios de creación que me eleven a la máxima potencia, y vuelvo a hundirme caminando en arenas movedizas cuando me decepciono de algo o alguien, y retomo el camino simplemente con una mirada o una voz de aliento. Acá es donde realmente debo reconocer que estos estados de existencialismo puro se hacen necesarios para mover un poco mi cabeza, para desordenar mis ideas, para revolver y repartir de nuevo, sabiendo de antemano que puedo volver al inicio y empezar de nuevo. No me da miedo empezar de nuevo, me da más miedo quedarme en un punto estático sin capacidad de reaccionar. Ahora bien, me reconozco como un inconforme, pero no aquel que se queja por quejarse, sino aquel que lucha por encontrar aquello que realmente lo motiva, que lo hace querer hacer más, querer replantear todo aquello que la gente da por hecho o por dado. Los inconformes alucinamos ante las adversidades y comprendemos todo lo que podemos construir desde las ruinas, las boronas, los días grises, las decepciones y las zonas de confort. Hay que romper los círculos viciosos, y adentrarnos en nuevas dinámicas de reflexión, de planteamiento, de acción. La poesía está en la esencia de nuestro ser, cuando la entendemos, cuando la reconocemos, cuando esta nos da vida.

Soy consciente que estos estados son finitos y que vendrán muchas veces a mi vida, me invitan a repensarme, a plantearme nuevos escenarios, nuevos retos, nuevos caminos que no he explorado. No podría vivir sin ellos, no podría vivir sino tuviera contradicciones o si fuera todo estático y predecible.

Que reto también plantea el cuestionarnos constantemente, porque esto también nos ayudará a definir lo que queremos, así esto cambie en el futuro. Igual, podríamos no definirlo, y también está bien, nadie nos debería juzgar respecto a nuestros propósitos, a nuestras decisiones o a nuestros pensamientos, en la diversidad está la verdadera esencia de lo humano. Por ahora, sé que debo enfocarme en lo que para mí es importante, en lo que pienso y la manera que esto evoluciona, en las decisiones que tomaré basadas las circunstancias que esté viviendo. A veces pensamos tanto en los demás, en lo que dirán, o en la forma en que juzgarán, pero hay decisiones que deberían depender exclusivamente de nosotros mismos. Confiar en ellas y sin importar que nos equivoquemos siempre serán nuestras decisiones. Tal vez sea uno de esos momentos en dónde requiero confrontarme, reivindicar cosas que creí había dejado a un lado, rechazar ideas que por un momento me convencieron, tomar decisiones y comenzar a caminar.

¿Qué tan desconectados estamos del mundo en el que vivimos, de las personas con las que compartimos, de nosotros mismos? A veces, muchas veces, necesitamos un polo a tierra, algo o alguien que nos haga pisar fuerte y algo o alguien que nos haga volar de nuevo. Con o sin impulso, retomando el rumbo o perdiéndonos en los nuevos caminos para conocer. No todo lo que tenemos está escrito, podemos arriesgarnos, podemos equivocarnos, podemos empezar de nuevo, y nunca estará mal. Nunca.

Reflexiones finales.

Hay momentos en el que necesitamos pensarnos, replantearnos, detenernos, empezar de nuevo, retomar el rumbo, retroceder algunos pasos, respirar y continuar. Nada de eso está mal.

Las zonas de confort, por momentos nos pueden dar confianza y nos pueden hacer sentir seguros, pero llegará el momento en que debamos cuestionarnos si esa zona es realmente algo estático que nos está deteniendo ante el mundo o si evoluciona constantemente. Las zonas de confort pueden convertirse en un círculo vicioso.

No hay que dejar de creer, de crear, de proyectar ni de soñar. Nadie podrá decirte que estás loco si quieres lograr algo, o que no debes hacerlo porque no tienes como hacerlo. Que los propósitos y los sueños dependan de ti, así tengas que recorrer pasos distintos.

¿Y qué si lo que decidiste en el algún momento de tu vida ya no te convence? ¿Y qué si decides dejar lo que haces porque ya no te gusta más? ¿Y qué pasa si comienzas de nuevo? la vida se hizo para caminarse, para intentarlo, para equivocarse y volver a empezar.

Las crisis existenciales hacen parte de nuestra cotidianidad, repensarnos en contexto y contradecirnos es lo que nos hace humanos. Lo importante es gestionar esos momentos, gestionar las emociones, encontrar el motor que nos permite andar, creer en lo que hacemos, creer en nuestras estructuras, evolucionar y actualizar nuestras ideas. No somos los mismos siempre, somos seres dinámicos en constante construcción, a partir de nuestras experiencias, de nuestras emociones, de nuestras decisiones, de nuestros pasos. Hay que deconstruirnos y construirnos constantemente, no creer que lo que fue no puede cambiar, o no se puede actualizar.

Con estas reflexiones hemos terminado este nuevo episodio. Los invito al existencialismo puro, hay que vivirlo, hay que sentirlo. Es parte de nuestra esencia. Síganme en @camaleonenojado en Instagram, en @AndrésNovoa en Facebook, escríbame a [email protected], suscribánse a los canales en Spotify, en google podcast, en Apple podcast o en podnation. Buena energía y buenas reflexiones para todos.

Podnation orange logo
Podcast con tecnología de Podnation