Octubre  16, 2020

Episodio 1: La Azotea de Jardines Medicinales

Mailin habla sobre las “zoteas” de las casas de Buenaventura, en donde lxs abuelxs cultivan plantas medicinales para sanar a sus familias.
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00:00:00 - La azotea de jardines medicinales, en el pacífico colombiano las casas siempre en su mayoría han sido y son de madera, sobre todo las de las zonas ganadas al mar.

00:00:14 - Si hacemos una vuelta al pasado había un lugar que era el favorito de todos, la azotea que nosotros llamamos azotea, ahí se baña, se juega, se lava la ropa y los platos.

y hasta sirve de descanso, pero en ese lugar tiene un lugar especial, que el 90% de las casas lo tiene, un lugar donde nuestros ancestros nos enseñaron a cuidarla y ahora las abuelas lo hacen, un lugar donde se les entrega con amor y con la dedicación que se necesita. No es necesario despertos porque las abuelas y los abuelos saben más que los científicos, es el jardín de las plantas medicinales. En este jardín no es necesario un botánico estudiado porque sólo se necesitan algunos puntos claves para que éste prospere. Primero se consigue una patita de una planta medicinal que encuentras en la calle por ahí solitaria sembrada en alguna parte o porque se la llega regalado a la vecina o la comadre.

00:01:29 - Segundo, mandan a los nietos a que vayan a la cerrio para que traigan a cerrim mojado que ha estado concentrado por días, lo cual llamamos el abono.

00:01:41 - Tercero, buscar la olla vieja que tiene años de uso y que no se tira la basura porque el tesoro más grande y lo ponen de madera y por lo último el cuarto donde solo se siembra en la luna llena a las cinco de la mañana al mediodía o a la seis de la tarde antes de que cague el sereno así son el amor de los abuelos por las plantas que nos curan y de los cuales no se podía ni tocar porque la mano mala la tumba en un lugar sagrado ninguno de los hijos ni nietos podrían hacer intento de jugar con ella porque les dolía hasta más que su vida. Ese jardín tenía hierbas para curar y para cocinar. No podría faltar para lier el dolor de cabeza, el cólico, el frío que se tenía en el vientre y hasta para curar enfermedades que a veces la ciencia no se aplica de su curación. Las abuelas lo saben y no es mentira, es verdadero y lo que nacimos y crecimos en el Pacífico sabemos que si nos ayuda. En Jardín medicinal hay herbas de chivo para el mal aire, la manzanilla para dormir y el colesterol. La solda consuelta, la saila para la buena suerte y la gastritis. La millonaria para el dolor de cabeza, el matarratón que la abuela me dio para que no me diera ni chikungunya ni cobi.

00:03:29 - El jengibre, las defensas y los gases atravesados, pero algo importante es que también hay hervas para la comida. La sillara y la sillagua, para el pescado darle un delicioso sabor en el tapado y sancocho, el ajo, tomillo, orégano, albaca y hasta cebolla, el palo de papaya y la matachucia donde sale el zapallo, aunque no lo crean, no vestiste en muchas azoteas con jardines llenos de olores agradables que inundan la casa ahora se han perdido parece que se van cuando las abuelas ya no existen las azoteas de madera son ahora de cemento y aquellas plantas se han ido perdiendo lo que era gratis ahora lo gustamos en el supermercado y hasta nos toma tiempo o esperar que los traiga, pero jamás olvidaremos aquellos jardines agradables y aunque primarios nos curaron de muchos males y nos alimentaron de la manera más sana. Aquellas plantas algunas las tienen en casa pero la esencia que tenían con el toque de los abuelos jamás así lo olvidaremos.


En el pacífico colombiano, las casas siempre en su mayoría han sido y son de madera, sobre todo las de las zonas ganadas al mar, si hacemos una vuelta al pasado, había un lugar que era el favorito de todos, la azotea que nosotros llamamos zotea ahí se baña, se juega, se lava la ropa y los platos y hasta sirve de descanso, pero en ese lugar tiene un lugar especial que en el 90% de las casas lo tienen, un lugar donde desde nuestros ancestros nos enseñaron a cuidarla y ahora las abuelas los hacen, un lugar donde se les entrega con amor y con la dedicación que necesitan, no se necesita de expertos porque las abuelas y abuelos saben más que los científicos, es el Jardín de plantas medicinales, en este jardín no es necesario un botánico estudiado porque solo se necesitan los algunos puntos claves para que este prospere.


Primero, se consigue una patica de una planta medicinal que encuentra en la calle por ahí solitaria sembrada en alguna parte o porque se la regaló la vecina y comadre.


Segundo, mandan a los nietos a que vayan al aserrio para que traiga aserrín mojado que ha estado concentrado por días lo cual llamamos el abono.


Tercero, buscar la olla vieja que tiene años de uso y que no se tira a la basura porque es el tesoro más grande y lo ponen de matera. Y por último, el cuarto donde solo se siembra en luna llena a las 5 de la mañana al medio día o a las 6 de la tarde antes de que caiga el sereno.


Así son el amor de los abuelos por las plantas que nos curan y de los cuales no se podía ni tocar porque la mala mano lo tumba, era un lugar sagrado ninguno de los hijos ni nietos podía hacer intento de jugar con ella, porque les dolía hasta más que su vida.

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