Episodio : 165. Secretario de Gobierno.
00:00:00 - El 15 de enero de 1998 me nombraron como secretario de gobierno de la Alcaldía de y arboledabes ruecos. Mi problema era cómo llegar en medio de tanto enemigo que me querían ver muerto, salí de pasto y llegué hasta la cocha y me fui por el camino del potrarillo, un camino totalmente abandonado, hasta la casa y, será feo, me había estado esperando con el caballo. Al día siguiente, almorcé a las diez y baje al pueblo tomando la calle más tranquila para llegar a la alcaldía, iba rezando el rosario y la vista fija al suelo para eludir cualquier mirada de los enemigos. Me posesioné y trabajé el resto del día y por la tarde Seraphine me traía el caballo al pueblo viejo para no pasar por el centro y así llegaba tranquilo a casa hasta que la gente tuvo que conformarse con verme otra vez. Cuando la situación se ponía difícil, el alcalde me dejaba encargado y se echaba al pierdo. Yo hacía un decreto de orden público para que lo cumpla, la policía y salía bien librado. Un día el alcalde había citado a una reunión con representación de todas las veredas del municipio en la concentración de desarrollo rural de Berruecos, con el fin de hacer unos talleres y mesas de trabajo sobre la necesidad primordial de cada vereda con el fin de incluirlas en el programa de gobierno para el próximo año. Llegó el día y faltaba un cuarto para las 9 de la mañana y no llegaba el alcalde de Pasto y yo no sabía que hacer.
00:02:14 - La hermana del alcalde Amalia me llama y me informó que el alcalde no podía estar en esa reunión porque había sido llamado de Bogotá y por consiguiente tenía que presidirla yo.
00:02:27 - Llegué a la concentración y de inmediato informé que el alcalde no podía presidir la reunión, había sido llamado de Bogotá, por consiguiente como secretario de gobierno la iba a presidir.
00:02:40 - Se hizo el orden del día y después de una larga jornada estuvimos acabando a las cuatro de la tarde.
00:02:47 - Había mucha gente de todas las veredas y yo aproveché para darme mi pantallazo y siguiendo como norma lo que había hecho en las dos alcaldías anteriores.
00:03:00 - A las cuatro días llegó el alcalde y entrando al despacho me llamó para hablar y lo vi todo de macrado y asustado.
00:03:09 - Luego me dijo, don Julio, yo no estuve en Bogotá, lo que pasa fue que me secuestró la guerrilla.
00:03:15 - El exceso de la una de la tarde por el caerpa que volví en pasto y cerca de la casa me abordaron dos personas y me dijeron, don Francisco, este es el alcalde de Arboleda Verruecos que queremos hablar con ustedes sobre algunas obras que se van a realizar y por consiguiente re-invitamos al Mossar, dice don Francisco, yo con ese hambre que llevaba y me invitaban a un almuerzo de inmediato y sin ver consecuencias, les dije que bueno.
00:03:45 - Entonces los guerrilleros me dijeron, pase a nuestro carro y despida chofer y al guarde espaldes. Una vez estuve en el carro de ellos arrancaron en bol más rápida y cuando salía de la ciudad vía al norte, me dijeron en un tono agresivo y uno de ellos me puso el revólver en la cabeza. Esto es un secuestro y no un almuerzo. Por consiguiente permanezca callada y no ponga resistencia, porque le cuesta la vida. Don Francisco contaba, yo vi que pasamos chachacuí, el tablón panamericano, el remolino y desviaron por la carretera que va al municipio del Rosario. Llegando al Rosario, no pararon en ninguna parte y siguieron el camino hasta donde se terminó la carretera, de allí me desmonté del carro y caminamos como dos horas atrás de la corrillera y a eso de las ocho de la noche me presentaron a la cúpula de la guerrilla que me estaban no en una casa sino en carpas, los que de la cúpula tenían una planta eléctrica portátil pequeña y los demás achones de petróleo. No me dieron nada de comer el primer día y me empezaban a pedir una vacuna mensual, un porcentaje por los contratos que se iban a hacer, etcétera. Yo les manifesté que hacía unos dos meses que estaba en la alcaldía y que el presupuesto del municipio era muy bajo y muchas cosas más. Al fin me exigieron que pagara una vacuna mensual de 400 mil pesos y que el 5 de cada mes la deje en la casa de mi mamá en pasto y que ellos conocían muy bien para recogerla y si avisaba a la policía usted o su mamá son personas muertas. Me liberaron a las tres días y gasté como tres horas a pie para llegar al rosario y esperar que un carro salga para que me lleve hasta el remolino en la panamericana y luego en otro carro a pasta.