“La mujer que amé se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de sus apariciones.” Juan José Arreola

Podcast de: Jeferson Andres Rosales

Y así empezaron los días a pasar, cada vez llegaba con más frecuencia, se aparecía, habitaba en cada rincón de mi cuerpo, en cada rincón de mi mente; no podía sacarla de mí, me tenía poseído.

Empezaron las noches largas y sin dormir, donde las lágrimas brotaban de manera natural y desconsolante, me recordaban ese amor inconmensurable que profesé, esa incondicionalidad, esas ganas de ser uno simplemente siendo dos; seguía habitándome y esperaba que en algún trayecto del camino pudiese ser parte de mi camino, pero no las decisiones la llevaron a otro lugar, las decisiones la alejaron de mi, sus decisiones la llevaron a habitar otros brazos, otro cuerpo, otro sentir a habitar a lo que se había acostumbrado, no a lo que su alma le comenzaba a mostrar.

Esa mujer que amé ha muerto, pero su espíritu sigue acá en mi alma, cohabita en mi, y cada vez se apropia más de mi ser, extraño sus ojos, su piel, su boca, todo eso que la hizo mía, arde mi cuerpo porque no está conmigo ahora.

Ella me ha olvidado, yo no puedo, ella me ha olvidado, o eso creo, simplemente sus planes fueron más grandes que el amor, y el amor no fue suficiente para estar juntos, y ya que no hay cuerpos existen solamente almas, espectros, fantasmas..

Ella me habita, y yo no quiero que me deje de habitar.