Episodio 39: Filosofía: cinco minutos en dial 39
00:00:00 - La metafísica es un juego. Así define Carlos Astrada, nada menos que la parte más serie profunda de la filosofía. La obra en que estampa tal afirmación se llama el juego metafísico.
00:00:19 - Por sí que darán dudas, el título lo esplicita claramente. Tilosofar es jugar para este el úsito representante del existencialismo argentino.
00:00:33 - ¿Y en qué consiste ese juego?
00:00:36 - También lo aclara a continuación del acerto anterior.
00:00:40 - En este juego, una interrogación fundamental que se identifica con el destino del interrogador se hace, agusa y deviene constantemente y también se hace, deshace y torna a hacerse la respuesta.
jugar y jugarse porque la pregunta en que consiste el juego es nada menos que el destino del que pregunta. Es su vida, su proyecto existencial, su sentido de ser. Jugar de modo absoluto, creador como en todo juego auténtico y no en sus páginos reflejos iberméticos. Jugar total en el que el juego crea su propio ámbito, el sentido de su propio hacer. Es esta una manera distinta de decir que la metafísica, el juego más profundo que el hombre puede jugar, se funda y se basta a sí misma. No tiene un para qué como los instrumentos. Es tan gratuita como la existencia misma. Jai de Garabía ha dicho que hay juegos porque jugamos y no al enverse. No hay nada previo a la decisión de inventar un juego y esto lo saben por intuición los niños en su inocencia. Después les advieren los juegos inventados por otros, una anticipación de las ideas, las creencias y las supuestas verdades ajenas a las que debemos adherir a falta del valor o la espontaneidad de jugar las propias.00:02:08 - Aristóteles había dicho también que la filosofía es inútil y lo consideraba un signo de su importancia.
00:02:17 - Lo que vale por otra cosa como instrumento es lo útil. Se es útil para algo. Lo que escapa a la instrumentalidad, lo que vale por sí mismo, es necesariamente inútil. No instrumentable, absoluto, o sea, desligado del servicio, de la servidumbre de la autoridad.
00:02:38 - Estos planteos suenan raro a los oídos actuales. No en vano la generación existencialista que los difundó en la década del 40 fue vista con ojos torcidos por unos y otros, por los utilitaristas de las crecientes sociedades de consumo y por los tradicionalistas nostálgicos de las verdades absolutas, universales, saberes necesarios para la salvación. Forma mística pero genuina de utilitarismo. Astrada, fiel a sí mismo y a su consigna de la gratuidad del juego del pensamiento, denunció a la mística como un juego tramposo, aunque sublime. El místico, nos dice, atentó solo a ganar en el juego, a salvarse en Dios, mulera una regla fundamental del juego, que no tenga una etapa final más allá de sí mismo, o sea, que el juego solo es tal cuando no tiene una finalidad ulterior.
00:03:40 - Hoy, desde una posmodernidad filosófica que astrada no alcanzó a vivir, volvemos a oír hablar del juego metafísico y de rendir un siable costado lúdico de todo pensar creativo y fecuendo. Se vuelve a decir que pensar es como vivir. Es un acto que no tiene ninguna finalidad fuera de sí. Un acto que para cumplirse en plenitud requiere abandonar la actitud omnipotente de alcanzar términos, fines, objetivos absolutos, universales, definitivos, un acto en fin que modestamente se conforma con descubrir la gratividad absoluta de nuestro propio ser.
00:04:19 - Cuando escucho o leo estos discursos de fin de siglo, no puedo evitar una actitud de revival.
00:04:28 - Me acuerdo de Heidegger y sobre todo de nuestro olvidado astrada y tarareo para mí aquello de Serrat.
00:04:36 - Vivir para vivir. Sólo vale la pena vivir para vivir. He querido compartir con ustedes este recuerdo.