Episodio 35: Filosofía: cinco minutos en dial 35
no hay persona alguna que no tenga necesidad y haya menestar del favor de muchos para poder vivir bien en esta vida.
00:00:18 - Luego, la razón provee lo necesario a la vida política porque ese modo de vivir en congregación es para bien de de todos, y a cada uno le sale el apetito de ella desde el corazón, de modo que no sea dañoso a nadie, sino a todos provechos. Este enunciado de contenido actual impero de lenguaje un tanto arcaico, como que cuenta con cuatro siglos de antigüedad, no es sólo expresión filosófica de la clásica teoría alestotélico tomista sobre el carácter natural de la vida política. En el lejano siglo XVI y en la lejana Nueva España, lejana para los europeos y para nosotros los sudamericanos como que se trata de los autodes México, así escribía Tomás de Mercado. Un fraile dominico sevillano, mexica como se decía entonces por adopción, en una curiosa y olvidada obra titulada de tratos y contratos. Todo un antecedente de la materia casi homónima en nuestras modernas facultades de derecho.
00:01:30 - Este domínico, pisionero, profesor, cura de almas como todos sus hermanos religiosos, se acaba a tiempo y fuerzas de quién sabe dónde para dedicarlos a pensar y redactar una obra que sale del currículum de las facultades de filosofía, teología e incluso derecho de aquella época. ¿Por qué no se trata de una obra teórica, académica, sino de una especie de manual práctico?
00:01:59 - Casi como los actuales, pero con una significativa diferencia. Está basado y justificado en consideraciones filosóficas y teológicas sobre la necesidad de instaurar determinado tipo de relaciones sociales y económicas entre los hombres. La resumen en la frase que se acaba de citada. En ella se señalan tres aspectos fundamentales. Primero, que vivir en sociedad en comunidad no no es un capricho o un accidente histórico, es consustancial y necesario para el hombre, ser desvalido cuando nace mientras vive y cuando mueve.
00:02:46 - Segundo, que existe un conjunto de necesidades básicas determinadas e inexcusables fundadas en el mismo carácter humano de los objetos que no se puede desconocer.
más tarde, y más cerca nuestro, Hegel, en su filosofía del derecho, también nos sabrá del sistema de necesidades que dio origen a la sociedad. Y casi ni es necesario recordar la importancia que Marx concedió a este punto. Mercado, con un bagaje conceptual muy distinto, y desde un horizonte mental inconmensurable al de los dos grandes alemanes, vino a decir en definitiva lo mismo y lo tercero que enuncié a la frase es que aunque la necesidad nos haya impelido somos libres para encontrar el modo de asociarnos que sea más conveniente a todos y no perjudique a nadie si es posible. En el siglo XX Pareto enunció su principio ético-político conocido como Ley del Máximo de Pareto. Una decisión social, política, económica estará justificada absolutamente desde la ética si produce positivamente una mejora para alguien sin causar ningún perjuicio a nadie. Máxima esta que raramente se aplican los hechos, pero que ningún filósofo político o economista se atrevería a negar en teoría. la historia de este modesto fraile domínico, hoy casi olvidado, no sugiere que no es necesario esperar al siglo de las luces y sus secuelas para arribar a intuiciones profundas y válidas sobre los aspectos más acusiantes de la praxis socioeconómica, política y cultural, o sea, la praxis cotidiana que nos ocupación nueva. Y también nos permite constatar que lamentablemente hoy como ayer quienes tienen a su cargo la conducción de la comunidad suelen estar poco dispuestos a conceder a la razón o filosofía, política, estas obvias conclusiones. Tomás de mercado en pleno siglo XX sigue siendo una voz que clama en el desierto.