Episodio 33: Filosofía: cinco minutos en dial 33
es injusta e iniqua la guerra que se declara a los infieles, sobre todo a los que viven en paz y tranquilidad.
00:00:21 - Con ocasión de la conmemoración de los 500 años americanos,
00:00:25 - Frases como estas fueron profusamente reproducidas en el marco de una polémica de contornos teóricos vidriosos. Así siempre la autoridad citada era el famoso defensor de la causa indígena Bartolomé de las Casas, o bien, alguna de las moderadas y fundamentadas tesis del nómeno selve Francisco de Victoria. Sin duda, ellos dos constituyen pilares inexcusables de toda reflexión sobre la gesta americana y, en general, sobre la justificación épica del accionar de una cultura sobre otra. He querido recordar con esta frase a un olvidado antecesor de ambos.
00:01:11 - Antes de las denuncias de las casas y antes de las reelecciones victorinas, reelecciones cuyas lecciones todavía no aprendimos, Fray Juan de Sumárraga, franciscano, el primer arzobispo de México escribió varias obras para contestar dudas de conciencia, propias y ajenas.
00:01:31 - La máxima citada es parte de una respuesta negativa a la pregunta de si ese mícito esclavizar a los indios. Señala Sumárraga que los indios no atacaban a los españoles sino a la inversa, no les robaron nada sino a la inversa, no se negaron a abrazar el cristianismo sino a la inversa, luego no han dado ningún motivo justo de guerra y por tanto guerrear y esclavizarlos es injusto.
00:02:05 - Debemos ponernos en el marco histórico, cultural, religioso y social de comienzos del siglo XVI para apreciar en toda su magnitud el valor de escribir estos conceptos. Hoy nos parecen obvios porque la historia ha jugado su carta a favor de ellos. Y, sin embargo, si escarbamos un poco la realidad, incluso veremos cuántas reticencias odiernas hay en su cumplimiento, pero volvamos a sumarla. Digo que se requería valor para sobrepasar la adhesión a la propia comunidad y tratar de mirar objetivamente el accionar de sus compatriotas, accionar justificado ayer como hoy con diversas mystificaciones ideológicas en nombre de la fe, o de la libertad de comercio, o de la defensa de sesentes minorías perseguidas o de cualquier otro eslogan más o menos plausible, se ataca, se persigue y se condena a comunidades cuyo crimen en todos casos es tratar de vivir conforme a sus principios. Podemos renegar de la conquista, criticar y aborrecer sus excesos, rechazar los supuestos teóricos que justificaban su acción, pero no podemos negar que la comunidad en donde española de entonces tuvo algunas luces y no tan pocas, algunas sin intuiciones y el suficiente valor de expresarlas, lo que la conozca muy por delante de ese accionad reprobable.
00:03:41 - En pleno siglo de las Naciones Unidas, de los proyectos de paz perpetua, de declamado respeto a los derechos humanos, de democracia y libertad, podemos preguntarnos sinceramente cuantos teóricos son capaces de una crítica semejante a sus propios gobiernos, sobre todo cuando son dependientes de ellos, como era el caso del franciscano sumárgano. Podemos preguntarnos cuántos son o somos, capaces de arriesgar nuestro bienestar, nuestra reputación o quizá simplemente nuestro modesto empleo para afirmar una solicitada en favor de una causa en la cual incluso creemos y que nuestro fuero íntimo compartimos. Es fácil denunciar cuando la cola de denunciantes ya es larga. Su marga tuvo el valor de ser, sino el primero si uno de los primerísimos. Cuando todos o al menos muchos más tengamos ese valor, estaremos moralmente habilitados para tirar piedras a la historia.