Episodio 20: Filosofía: cinco minutos en dial 20
00:00:00 - La preocupación de los mortales, acresida por el bujir de multiplicadas pasiones, tiene senderos diferentes, pero en todos el fin es único, conseguir felicidad.
quien decía esto, año malo Torcuato Severino Boesio, a quien se ha llamado el último romano, no estaba en situación precisamente feliz, al menos según la opinión vulgar. En carcelado y esperando el día fijado para su muerte dedicaba su tiempo a la reflexión. Y de esta meditación surgió una obra que hoy es un clásico de la literatura latina, La Consolación de la Filosofía, obra de autor que estaban llamados a influir en la cultura medieval casi tanto como Aristóteles y00:01:02 - San Agustín. Los críticos más juiciosos opinan que este entusiasmo medieval es un tanto excesivo y poco justificado, ya que bohesión no puede exigir iguales rangos de genialidad. ¿Qué
00:01:16 - ¿Qué añadió Boesio a las especulaciones anteriores, algo que a los ojos de su inmediata posteridad debía ser valioso?
00:01:25 - Algunos exégetas modernos, cuestionando también la tradición piadosa que lo considera un mártir, observa que Boesio, si bien se proclamaba cristiano, pareció tener más bien un espíritu secular, laico, ya que en los momentos supremos cada a la muerte no se consuela con la religión, sino con la filosofía.
00:01:48 - Ese es un punto de vista bastante de acuerdo con criterios hoy todavía vigentes en ciertos sectores religiosos.
00:01:57 - Las medievales, curiosamente, tenían otro punto de vista.
00:02:01 - Apreciaron en Boesio, quizá por primera vez, una clara distinción entre la fe y la razón y el esfuerzo por fundamentar filosóficamente los aspectos esenciales del contenido dogmático.
00:02:14 - Voicio inicia así, no solo a la teología natural, en estudio filosófico de Dios, sino también la ética, pero ya en clave cristiana.
00:02:25 - El estoisismo, esa tradición griega romanizada de sabiduría de vida, le sirvió mucho para sus reflexiones sobre el esencia y destino del hombre.
00:02:36 - Charistotres había dicho que todos los hombres buscan la felicidad. Lo habían repetido Cicero y San Agustín. Pero las definiciones aportadas tenían dificultades. La diaristóteles, por demasiado abstracta, definió la felicidad como el mejor acto de la mejor potencia versando sobre el mejor objeto. Cicero no se decidió entre las varias que pueden rastrearse en sus escritos y San Agustín quedó demasiado ligado a conceptos teológicos. Voicio habla de la felicidad sencillamente y acierta. Dice que ella es un bien de naturaleza tal que quien llega a poseerlo ya no puede desear otra cosa. Y describiendo lo más de cerca nos dice que es la suma de todos los bienes absolutamente porque si faltara uno solo, ya el bien de la felicidad no sería máximo y supremo. Este concepto de la felicidad como suma de todos los bienes, aunque muy claro en la mente de Boesio, se presta con facilidad a malas interpretaciones que él mismo adelantó al constatar que para la mayoría de los hombres ese conjunto total de los bienes incluye solo las riquezas, los honores, la gloria, el poder, es decir, aquellas cosas que solemos apetecer y buscar a veces por medios dudosos y expulios.
00:04:07 - También Boesio, como antes Sócrates, Aristóteles o Sénica, para no citar sino los llamados Paganos, habían advertido la precariedad de esos bienes que pueden acabarse y perderse fácilmente. Un bien que procure la felicidad no puede ser perecedero esto le parecía obvio y sin embargo después de tantos siglos seguimos buscándolos con el mismo haínco como portadores de felicidad error que se paga con dolor y desengaño pero que confirma cada día que aquel último romano pensó como última reflexión antes de morir que el bien es el fin universal.