Episodio 18: Filosofía: cinco minutos en dial 18
00:00:00 - Y no busco entender para creer, sino que creo para entender. Y también creo esto, que si no creyera, no entendería. No puede pedirse mayor apuesta a favor de la fe frente a la razón que estas frases de San Anselmo, quien ha pasado a la historia de la filosofía por haber elaborado uno de los argumentos más racionales que se han propuesto para probar la existencia de Dios. En efecto, aunque para él, como fervoroso creyente, Dios era algo odio, admitía la necesidad y hasta la urgencia de dar una demostración estreta e irrefutable de su existencia. El célebre de argumento ontológico ha tenido variada fortuna y tantos admiradores como detractores. Genios filosóficos como San Buenaventura de Cart o Laimnis lo han continuado dándole otras versiones. Otros genios como Tomás de Aquino, O'Kahn o Kant lo han impugnado considerándolo en el fondo falas.
00:01:17 - Más allá de los tecnicismos, la disputa sobre la posibilidad de establecer una deducción de la existencia de Dios radica la divergencia cerca de nuestro acceso a la experiencia de un existente distinto de nosotros. ¿Cómo puedo estar seguro que existe algo distinto de mí?
00:01:37 - El sentido común parece indicarnos claramente que sólo la experiencia directa nos permite acceder a esa seguridad, nunca el mero razonamiento. Y esto lo han concedido todos, incluso San Anselmo, al contestar las objeciones presentadas por un moje llamado Gaunilo, de quien sólo sabemos que tenía suficiente talento filosófico como para poner el hacke a uno de los más grandes cerebros filosóficos del Medioevo Cristiano. Lo que alegan Anselmo y sus seguidores a una es que Dios, el absoluto, es un caso especial entre los existentes, es acrecer máximo sin suponer el cual no puedo si quiera concebir ordenadamente mis pensamientos. En la lógica que exhibe esa nancermo es asombrante, pero su cuidadoso edificio teórico descansa en el supuesto de un seguro pasaje entre lo pensado y lo real que otros filósofos no aceptan.
00:02:40 - ¿De dónde viene esa seguridad que pueden ostentar la mitad de los hombres filósofos o no, pero que en definitiva comparten el punto de vista de Anselmo, la repuesta puede estar en la frase mencionada al comienzo. Creo para entender que es una actitud contraria al adercrítico que necesita entender para creer y a quien puede observarse de que en realidad no necesita creer una vez que ha entendido. La creencia es el motor real de la mayoría de los ser humanos, solo que pocos, como San Anselmo, han construido una teoría teológica y filosófica a partir de esta situación vital.
00:03:24 - También es verdad que esa creencia vital que sostiene los argumentos humanos no siempre tiene o más bien casi nunca tiene el mismo contenido que la cede Anselmo.
pero no es fácil valorar comparativamente porque desde qué horizonte de seguridad compararíamos las creencias. El creo para entender de San Anselmo, en cualquiera de sus versiones, incluso las mutuamente opuestas, puede no satisfacernos, pero es irrefutable. Es una opción previa a todo discurso deductivo. Es el supuesto desde el cual un hombre se instala frente al mundo y lo interroga, teniendo previamente la respuesta. Es como estar seguro de ver antes de haber visto. ¿Quién sino uno mismo puede discutir esa seguridad?00:04:17 - Los filósofos críticos, que después de Kant son casi todos los filósofos a los que se les reconoce el título, encuentran obvia y razonable la posición contraria, cuyo su lema también es irrefutable. En definitiva, no tenemos una regla teórica de decisión entre los credibilistas y los criticistas. Sólo podemos adoptar cada uno a nuestro gusto por una regla de elección.
00:04:46 - Ya decían los antiguos que sobre gustos no hay disputa. El reconocimiento de este carácter gustativo de nuestras adhesiones filosóficas, quizá no nos conduzca a una nueva gran teoría, pero seguramente nos conducirá a un mejor entendimiento humano.