Episode 39: 39, Carta de Lisandro de la Torre a Elvira Aldao 1934

00:00:00 - Carta de Lisandro de la Torre, al Vira al Dao de Días, 16 de febrero de 1934.

00:00:10 - En los primeros días de este mes, a mi regreso de Pinas, tuve el placer de encontrar su carta.

00:00:16 - Permancié un día en la ciudad y no tuve tiempo de contestarle.

00:00:20 - Regresé allá nuevamente.

no me limitaré a las dos palabras de que me habla, aún cuando me bastaría una sola para rechazar la posibilidad de que su carta me hubiera desagradado. Contiene sin duda apreciaciones contrarias a mi modo de ver y de sentir en estos momentos, pero no hay una línea que pueda molestarme.

00:00:40 - Yo mismo no sostengo que esté justificada mi ansiedad por cerrar mi vida pública y y me ilimito a señalar una situación que emana de hecho superiores a mi voluntad.

00:00:52 - El programa de Uriburu, que era más amenazador para el país que el desgobierno de Uriburu, ya en plena decadencia.

00:00:59 - El programa de Uriburu conducía a la guerra civil, aún cuando él no lo sospechara.

00:01:05 - Quería implantar una dictadura militar de la peor especie y desdeñaba hasta el título del presidente provisional. Quería llamarse dictador.

esto lo dije en mi opúsculo llamado otra página de historia en vida de él y no lo negó. No podía negarlo, siendo verdad porque era un hombre leal pero además había testimonios intachables porque había intentado tener la conformidad de los militares y marinos que entraban al movimiento en favor de su dictadura.

00:01:34 - Había fracasado en ese intento y con posterior al 26 de agosto le habían sido impuestos el gobierno de formas constitucionales, el título de presidente previsional y la rápida convocatoria a elecciones. La ditadura, tal como él la concebió al 26 de agosto, dispondría por decreto la reforma de la Constitución, lo que a mí me pareció que abrió la perspectiva de una de esas convenciones interminables del género de la que usa Getúlio Vargas, que haría igualmente interminable la dictadura y prepararía la guerra civil.

00:02:07 - Y por último, el género Uriburo declaraba parte fundamental de su programa la derogación de la Ley Saespeña de la que hacía purla y menosperecia.

00:02:17 - Yo no podía tomar parte de la semejante revolución. Sobre todo ignorando que entre el 26 de agosto y el 6 de septiembre, Uriburo se había sometido a algunas modificaciones en su programa personal. No se resintió conmigo por mi rechazo del ministerio y me lo demostró el día siguiente del triunfo y poco tiempo después, desde el medio de diciembre, hasta la elección de Buenos Aires de Cinco de Abley, volvió a ser su candidato a sucederlo. Bien entendido que previamente se reuniría la fantástica convención destinada a su primer régimen parlamentario.

00:02:54 - En esa época, cuando yo le escribió una carta política recapitulando la situación, única carta política que le escribí, pero lejos de tener un tono violento, como se dijo después, era afectuosa, tan respetuosa y afectuosa era que se la mande por intermedio de su hijo, quien después de larga más seguro que se la llevaría con gusto. Después de la derrota de Buenos Aires, Uriburo había dejado ser dueño de la situación y estaba prisionado por una camarilla militar que le impuso la entrega del ministerio del interior a una persona embarcada en la candidatura justa. Mi candidatura después de abril se había convertido en un concepto sin sentido y por lo tanto imposible, con emanación de las fuerzas civiles y militares que sostenían al gobierno.