Episodio 49: DANTE DI ESTEFANO Y SU PROCESO DE BEATIFICACIÓN
Judith Vargas nos lo cuenta.
00:00:00 - La Laficidad sobre la Beatificación de Dante y Estefano, que es un argentino, un saleciano laico, que tiene discapacidad. Eso ocurrió en la Guille d'Astrid de Santa Fe, en Argentina.
00:00:28 - El proceso de diocesano de beatificación de Dante y Stefano fue un salesiano, cooperador argentino y animador del movimiento juvenil salesiano.
00:00:37 - En la cuenta oficial de Facebook, la arquidiócesis anunció que el proceso tuvo inicio el 9 de junio a la palonquia Juan Bosco de Santa Fe y estuvo presidida por el obispo Sergio
00:00:46 - Fenoi.
00:00:47 - La Comisión por la Causa de Beatificación indica que Dante y Stefano fueron un joven santafesino admirado por su fe y aceptación alegre de la voluntad de
00:00:58 - Miró la vida con los ojos de Dios, pues quedó ciego a los 20 años de edad. Fue animador juvenil saleciano en la parroquia de Don Bosco de Santa Fe hasta el día de su muerte. Vivió y murió como un gran santo, víctima de una terrible enfermedad. Dante Pablo di Stefano nació en la ciudad de Santa Fe, Argentina, el 25 de septiembre de 1951, con una parálisis su niñez y adolescencia estuvo marcada por una buena formación católica por parte de sus padres.
00:01:28 - Empezó sus estudios universitarios en 1970 en la Facultad de Ciencias Económicas en Santa Fe, sin embargo solo pudo estudiar hasta 1972 porque a los 22 años le noticaron ceguera y rápidamente se perdió por completo a la vista. Durante el transcurso de 1974, Dante llegó a la casa salesiana San Juan Don Bosco de Santa Fe, donde recibió acompañamiento espiritual durante 10 años gracias al párroco, el padre José Díbar Buda. El sacerdote encomendó a uno de sus jóvenes la misión de acercar a Dante a la iglesia, ya que atravesaba una fuerte crisis personal y de fe. Y a partir de ese momento Dante redefine su vida, se entrega a Dios y empieza a tener una vida activa destacada con desagradable participación en los grupos juveniles, a pesar de su discapacidad. El 25 de diciembre de 1988, Dante se cae en su casa y se quiebra la cadera.
00:02:29 - Luego se deformó una bola en el estómago, ya que su vejiga dejó de funcionar y comenzó a a retener líquidos. Tuvo que ser alimentado por sonda durante varios meses de internamiento.
00:02:43 - Finalmente fue operado para colocarle una prótesis, pero su cuerpo terminó por rechazarla.
00:02:50 - Se produjo una infección y vuelven a operarlo para extraerla. Nunca más volvió a ponerse de pie. Sobrellevaba sus días con sonda, infecciones muy delgado y con escaras que dañaban su cuerpo, que comenzó a emanar un olor desagradable que muchas veces generaba rechazo.
00:03:09 - Dante, a pesar de haber perdido la vista, continuaba animadamente su tarea de comunicar el evangelio, atrayendo para Jesús a los jóvenes. Y aún en el hospital gravemente enfermo, ofreció una palabra para que sea comunicada a los demás, dijo Pablo Toledo, miembro de la
00:03:28 - Comisión por la Causa de Beatificación a Radio María Argentina. En su libro
00:03:34 - Biográfico creyó contra toda esperanza, le lee sobre el final de su vida, parecía utópico, Dante, ciego, agotado sin fuerza, casi tuyido, podía verse arreconado en su casa, pero sacando fuerzas desde donde no las tenía, pasó todos esos años, alentando, aconsejando, animando, sosteniendo y reforzando. Los jóvenes y los adolescentes se apoyaban sobre él y él con una sonrisa siempre abierta y dispuesta, se encargaba de disimular bien la necesidad que tenía de ser sostenido y alentado. El libro también recuerda que Dante fue un asiduo, partícipe del sacramento de la Reconciliación, a el que se acercaba periódicamente y regularmente. Gracias a esa delicadeza interior, estaba siempre preparado y ha habido de recibir a Jesús de Calistía. No podía vivir sin la comunión. Era la fuente de fortaleza que sostenía su debilidad y el espíritu hacía maravillas a través de su pobreza. En sus últimos días, previo su fallecimiento, que fue el 31 de julio de 1989, Dante escribió,
00:04:41 - El amor de Dios ha querido llevarme por un camino maravilloso pero muy rechazado por nuestra la paz humana. Tengo jornadas de intenso dolor físico y jornadas enteras sin que el sueño aparezca, pero en este dolor pocas veces he perdido la paz interna. Alguna vez he tenido la experiencia de sentirme en el camino del calvario, imaginando el inmenso madero en mis manos. Me hace bien porque es como que le encuentro sentido el dolor y continuó.
00:05:12 - Y muchas veces, en madrugadas de insomnio, me imaginé en la capilla junto a ustedes, sintiéndome iglesia. Eso sí, siempre me ubico al lado suyo a su derecho.
00:05:24 - Y hasta me parece sentir el roce de la tela de su hábito, más que nunca le pido que estemos unidos en la oración, sabiendo que todo es amor de Dios.
00:05:33 - Abracémonos a quién es la vida y sigamos construyendo esta civilización de amor
00:05:38 - Peñados por muchos y contraídos por algunos menos, con un abrazo felicitarosísimo desde el corazón de María Auxiliadora, le digo hasta pronto concluyó.