Episode 1: Restos de carnaval

00:00:00 - No, no era éste su último carnaval, pero no sabe por qué éste la transportó a su infancia y a los miércoles de ceniza en las calles muertas donde se revoloteaban despogos de serpentinas inconfetti. No sabía ya cómo explicar la agitación íntima que le invadía, como si el fin del mundo de retoño que era se abriese en gran rosas carlatas, como si las calles y las plazas de recipe explicacen al fin para que las habían creado, como si las voces humanas contaran finalmente la capacidad de placer que se mantenía oculta en ella. En fin, el carnaval era de ella, sin embargo la realidad era otra, ella poco participaba, nunca la habían difrasado y nunca había asistido a un baile infantil. En compensación sus padres la dejaban quedarse hasta las once de la noche en la puerta al pie de las escaleras del departamento donde vivían, mientras miraba vidamente cómo se divertían los demás. Dos cosas preciosas conseguiría ella entonces y las economizaba con avaricia para que le duraran los tres días. Una de ellas era un atomizador de perfume y la otra una bolsa de confeti. Se preguntaba a sí misma y las

00:01:19 - Máscaras tenía miedo, pero era un miedo vital y necesario, ya que concluía con una de sus sospechas más profundas, de que también el rostro humano era una especie de máscara.

00:01:35 - Ella sentía que si un enmascarado le hablaba en la puerta al pie de la escalera, de pronto ella entraría en contacto indispensable con su mundo interior, que no estaba hecho solo de duendes y príncipes encantados, sino de personas con su propio misterio.

00:01:53 - El susto que le daban los emascarados era pues esencial para ella.

00:01:57 - No la disfrazaban ya que estaban preocupados por la enfermedad de su madre, pero ella le pedía a uno de sus hermanos que le rizara el cabello el asio que tanto desgusto le causaba. En esos tres días, además, su hermana complacía su intenso sueño de ser muchacha y le pintaba la boca con pintalavios muy fuerte también pasándola así el colorete por las mejillas entonces ella se sentía bonita y femenina escapando de su niñez pero hubo un carnaval diferente a los anteriores tan milagroso que ella no lograba creer que le fuese dado tanto. Ella, que había aprendido a pedir tanto.

00:02:46 - Ocurrió que la madre de su amica había resuelto a disfrazar a la hija y en el figurín el nombre de disfrazera rosa, por lo tanto había comprado hojas y hojas de papel crepe de color rosa, por las cuales supone que pretendía imitar los pétalos de una flor. Ella había como el disfraz cobrada forma y se iba creando poco a poco, aunque el papel crepe no era parecido a los pétalos, pero ella pensaba que era uno de los disfraces más bonitos que nunca antes había visto.

00:03:11 - Fue entonces cuando por simple casualidad le sucedió lo inesperado.

00:03:15 - Sobró papel crepe y mucho y la mamá de su amiga respondiendo tal vez a su moda llamada, a su moda en vida desesperada o por pura onda, ya que sobraba papel decidió hacerle también su disfraz de rosa. Conseguiría por primera vez en su vida lo que siempre había querido, sería otra aunque no ella misma. Ya los preparativos las llenaban de felicidad. Nunca se había sentido tan ocupada ni un sociamente calculaba todo con su amiga.

00:03:41 - Deajo del difras se pondría un fondo de manera de que si llovía y el difras llegaba a derretirse, por lo menos que harían bestiasas a cierto punto. Con tan solo pensar que una lluvia repentina las dejaría con sus pobres femeninos de ocho años con el fondo en plena calle, se morirían de vergüenza. Pero no, yo las ayudaría y eso no les ocurriría.

00:04:02 - Pero ¿por qué tuvo que ser melancólico para ella justamente aquel carnaval, el único del fraz?

00:04:08 - El domingo le pusieron los tubos en el pelo por la mañana temprano para que en la tarde de los risos estuvieran bien firmes, pero tal era la ansiedad que tenía que los minutos no pasaban.

00:04:18 - Dieron las tres de la tarde y al fin, con cuidado para no rasgar el papel, se vistió de rosa.

00:04:24 - Muchas cosas peores le habían pasado, ya las había perdonado.

00:04:27 - En su casa, sin embargo, no la podía entender ni siquiera hoy, cuando ya sabía vestido de papel crepe, todo armado, todavía con los tubos puestos y sin pintalavios ni colorete, de pronto la salud de su madre empeoró mucho.

00:04:39 - En su casa sabía producido un alboroto repentino y la mandaron en seguida a comprar una medicina en la farmacia.

00:04:46 - Fue corriendo vestida de rosa, pero el rosto no llevaba aún la máscara de muchacha que le dio a cubrir la dispuesta de infantil, corriendo perpleja, antonita, entre sepentinas, confeti y gritos de carnaval, la alegría de los demás la sorprendió demasiado.

00:05:00 - Cuando horas después se calmó todo en su casa, su hermana la pintó y la peinó, pero algo había muerto en ella. Y como en las historias que se había leído, donde las ajas se encantaban y se encantaban a las personas, a ella la habían desencantado.

00:05:14 - Ya no se sentía una rosa, solo creía que había vuelto a ser una simple niña.

00:05:19 - A veces en su hambre, sentir el estasis empezaba a ponerse alegre, pero con remordimiento se acordaba el grave estado de su madre y volvía a morirse.

00:05:28 - Pero ahora después llegó su salvación y sí, se apresuró tanto a ferarse a ella por lo mucho que necesitaba salvarse. Un chico de 12 años que para ella ya era un muchacho, le pareció muy guapo.

00:05:40 - Separó frente a ella y con una mezcla de cariño, grosería, promesa y sensualidad, le cubrió el pelo y alasio de confeti. Por un instante permanecieron enfrentados sonriendo, sin hablarse. Y entonces ella, mujercita de ocho años, consideró durante el resto de la noche que al final ya la había reconocido. Era así una rosa.