June  17, 2021

Episode 1: MUSEO AUDITIVO LAS VOCES DE LAS COSAS

BIENVENIDOS A UNA EXPERIENCIA DE LA VIDA REAL RELATADA POR SUS PROTAGONISTAS
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00:00:00 - Bienvenidos a la exposición interactiva las voces de las cosas. Por favor apaguen sus celulares y los invitamos a disfrutar de estas piezas auditivas recolectadas en el paro nacional del 2021. El recorrido consta de cinco salas e iniciamos con la sala del plástico. Saríela fábrica sintiéndome segura estaría bien. En mi interior la blanca leche que alimentaría un niño de esos que nombraban las cajeras en los almacenes.

00:00:29 - ¿Desea donar mil pesos para los niños con desnutrición?

00:00:32 - Sin embargo, mi contenido era más agua que leche.

00:00:35 - Pensé que igual serviría a la sociedad, pero terminé en unas manos sucias, detrás de voces de auxilio de gritos heridos.

00:00:43 - ¡Los gases, los gases, déle leche, no le dé agua!

00:00:48 - Me exprimieron, pero cómo decirles que no era leche, que era más agua con leche?

00:00:53 - En fin, eso les pasa por arañarme hasta las entrañas y dejarme tirada en la calle.

00:00:59 - Continuamos entonces en la sala de los elementos contundentes.

00:01:04 - O sea, durante la peor época del país, cuando la gente de Bienes estaban todos tranquilos, estábamos todos tranquilos huevón, está yo de esta gran revolución molecular, dirigida por un dichoso guerrillero X.

00:01:17 - Yo estaba, o sea, yo estaba por error en un barrio popular, por eso no tenía bombillo.

00:01:22 - Aunque mi estructura era alta y delgada, daba para un barro extra todo seis.

00:01:26 - Pero estos vándalos de pronto me arrancaron del piso, o sea, me tiraron a la calle marica sin compasión.

00:01:33 - O sea, me usaron de barricada.

00:01:36 - Sólo cuando llegaron los uniformados divinos con sus cascos negros, o sea, porque ellos no llegan a preguntar.

00:01:42 - La fuerza pública llegas a matar.

00:01:44 - En ese momento acabaron con esa tira y fulca.

00:01:47 - Bien, mereció, se los tenía.

mientras me arrastraban a donde deberían llevarme, o sea, yo les gritaba,

00:01:53 - ¡estudian vagos!

00:01:56 - Continuando nuestro recorrido, llegamos a la sala de los utensilios.

00:02:00 - Me abro, me cierro, me abro, me cierro.

00:02:04 - Las esquinas del licor por blanco, las tengo todas rotas.

00:02:08 - Hay unos granos de arroz en el fondo.

00:02:10 - Tengo los rasguños del hambre que escarbaban hasta lo más íntimo de mí.

00:02:15 - No sé cómo se les escaparon estos tres granos.

00:02:19 - Debió ser cuando me tiraron porque llegaron los señores del Esmad.

00:02:24 - Yo corrí con suerte.

00:02:26 - Primero pasaron a mi lado los chicos de los tenis que eran diferentes y luego unos con las botas.

00:02:33 - Yo creo que los de las botas iban ganando.

00:02:36 - Sin embargo los niños gritaban a un señor que era como un marrano.

00:02:41 - Yo siempre quise ser una caja de lechona.

00:02:45 - En la sala de los elementos intelectuales, rogamos al público ser precavidos, ya que algunos de ellos tienen desorden de personalidad.

00:02:53 - ¡Uy, mireñeros!

00:02:55 - Perdón el celso caballero y dama.

00:02:58 - ¡Oigan, este piro!

00:03:00 - ¡Qué pena!

00:03:01 - La real acabe medio de la lengua.

00:03:02 - ¡Cuál real ni qué hijuep!

00:03:04 - Perdón.

00:03:05 - Es que cuando el lienzo estaba en blanco en nuestro cartel, pues pasaron muchas letras encima de nosotros.

00:03:12 - ¡Uy, sí, ese yo necesito sexo!

porque el gobierno me la entierra todo el día.

00:03:17 - O ese de cuando muere el miedo, nace la libertad.

00:03:21 - Uy, dinero.

00:03:22 - A mí, ¿qué me marguen con eso de que se necesita para ser policía, ser un hijo?

00:03:29 - Ese no era el cartel.

00:03:30 - Escusen.

00:03:32 - En la siguiente sala, solicitamos al público que, por favor, usé tapabocas o un pañuelo con vinagre de manzana.

00:03:39 - Es la sala de Duefímero.

pues a mí me usaron bastante, estábamos todos vencidos, caucados, pero qué bonitos cuando salíamos verdes, amarillos y grises, todos combinaditos, todos metiéndonos por los ojos, por las narices carbando los ojos, trayendo las lágrimas, ahogándoles la garganta, estos pagos, teándolos secos a los miserables, miserables que no se merecen nada, por andar pidiendo, por andar quebrando la patria. Para finalizar el recorrido, unas palabras de la autora. Las cosas realmente no hablan, se hablaran, deberíamos haber escuchado hace más de 60 años al asalazadón del campesino, pero ahora podemos alzar nuestra voz, podemos reconstruir esta patria, donde no olvidemos, pero si lleguemos a conciliaciones reales, buscando un camino común y salir adelante porque nos lo merecemos.

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