Septiembre  14, 2021

Episodio 25: Filosofía: cinco minutos en dial 25

Comentario a la frase de Henri Bergson: "¿Por qué tienen imitadores los santos y por qué los grandes hombres de bien han arrastrado tras ellos a las multitudes? No piden nada, y sion embargo obtienen. No tienen necesidad de exhortar, les basta existir; su existencia es una exhortación. Porque tal es el carácter de esta Moral. Mientras que la obligación natural es presión o compulsión, en la moral compleja y perfecta hay un llamamiento"
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00:00:00 - ¿Por qué tienen imitadores los santos y por qué los grandes hombres de bien han arrastrado tras ellos a las multitudes? No piden nada y sin embargo obtienen. No tienen necesidad de exhortar, les basta existir. Su existencia es una exhortación, porque tal es el carácter de esta moral. Mientras que la obligación natural expresión o compulsión en la moral completa y perfecta hay un llamamiento. Así se expresaba Henry Berkson en una obra hoy poco leída pero revolucionaria hace 50 años. Las dos fuentes de la moral y de la religión. Berkson es el gran filósofo contemporáneo del dinamismo vital. La realidad es para él un permanente impulso, lo llamo el AN, que se trasciende a sí mismo dando origen a todos los seres del universo.

00:01:05 - Sin esa fuerza, sin ese impulso, nada llegaría a ser. El hombre, situado en un lugar privilegiado de esa escala dinámica, gracias a su inteligencia, posee la capacidad de intuir ese movimiento perpetuo y armónico del universo. Sin embargo, también la inteligencia, en su función conceptualizadora, crea formas abstractas y estáticas, los conceptos, con los que immobilizamos ese fluir, olvidando muchas veces la realidad que está detrás de nuestras formas mentales. Por eso es necesaria para Bergson la tarea filosófica que consiste en destrabar la dureza de nuestros moldes mentales cotidianos para intuir libremente la realidad más profunda.

00:01:52 - Entre las zonas endurecidas por obra del exceso conceptual, la esfera de la moralidad se presenta con caracteres dramáticos. Bergson, como otros lúcidos pensadores contemporáneos, apreció la distancia que media entre nuestros esquemas morales rígidos y la realidad fluida y vital de la conciencia moral. Distancia que casi siempre es sangriento divorcio. Por un lado las reglas, las normas, la casuística casi jurídica dictaminando qué es bueno y qué es malo, qué debe hacerse y qué no debe hacerse. Por otro lado, el individuo que vive piensa, siente, ama y odia y que tiene que resolver no una ecuación ni un silogismo, sino su pequeño o gran drama personal de todos los días y hacerlo de modo que haya paz en su conciencia.

00:02:50 - Berkson habló de dos morales, la cerrada de las normas y la abierta de la intuición vital.

00:02:58 - Usando términos más comunes, diríamos que una es la moral convencional y otra la personal o íntima. La divergencia entre ambas es una experiencia que casi todos hemos tenido alguna vez.

pero cómo es esta posible?

00:03:15 - Una visión simplista elige uno solo de los términos desechando el otro.

00:03:21 - Para los rigoristas hay que obedecer la norma y toda atentación en contrario es síntoma de deshonestidad.

00:03:29 - Para los libertinos hay que seguir nuestros propios criterios porque todo lo demás es autoritarismo ideologizado.

00:03:36 - Es cierto que podemos optar por una de estas alternativas vivir consecuentemente en nuestra elección moral, pero el problema subsiste, solo lo hemos silenciado en nuestra conciencia. Perxón nos da una pista al hablar de los hombres que encarnan la dimensión de lo moral. Esa es la diferencia última, la que media entre quien cumple una regla y quién es la expresión viva de ella. Al vivir encarnando en nuestras convicciones, trascendemos la regla. La normatividad y nos transformamos en portales de moralidad. No hay entonces ninguna presión o compulsión para el cumplimiento, sino la vivencia pura del acto moral, su portación. Iberksson nos advierte que sólo con esta segunda forma de moralidad podemos intentar una modificación o un influjo positivo en la conducta ajena, porque sólo la moralidad encarnada es creíble e imitable. Por eso los grandes hombres morales no necesitaron discursos ni amenaces, por eso los ponemos como ejemplo.

por qué entonces nos resistimos a imitarlos y hay uno de los muchos enigmas del alma humana.

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