Episodio 8: Filosofía: cinco minutos en dial 9

en el mundo, en el mundo, en el mundo.

00:00:18 - El buen sentido es la cosa mejor repartida del mundo pues cada uno piensa estar tan bien provisto en todo lo demás, no acostumbran a desear más del que tienen. Con esta fracción tanto irónica, inicia Descartes, su célebre discurso del método, obra considerada una de las cumbres filosóficas e indiscutida alborada del pensamiento moderno. Lo que quería decir Descartes es que todo el buen sentido o razón que hace posible juzgar y distinguir lo verdadero de lo falso, es una capacidad connaturada al hombre, cuyo ejercicio sin duda puede mejorarse dentro de ciertos límites y cuya ausencia no se prepara del mundo del humano, nos aliena, nos hace ajenos, incluso a nosotros mismos. Pero también advertía, como lo advirtieron antes de él, todos los espíritus lucios que no basta la disposición natural, es necesario saber usarla. Y para saber usarla, concibió su método, vía o camino, que etimológicamente es lo mismo, para asegurarnos haber alcanzado la verdad. Y esto sí, es una novedad en la historia de la filosofía. La pretensión de lucubrar un método general universal, certero e infalible que permite el progreso indefinido del conocimiento humano.

00:01:51 - Muchos de los dogmas de la modernidad están aquí latentes.

00:01:55 - El progreso, el científicismo, la tecnología, la fe en la razón como superadora de todo conflicto.

00:02:05 - Y es verdad que el método universal, sea en la formulación de Descartes o en otras variantes, permitió un vertiginoso avance en la adquisición de conocimientos acerca del mundo.

00:02:17 - Las metodologías específicas para las distintas ramas del saber se multiplicaron a la par que se amplió el horizonte de las preguntas.

00:02:25 - El modelo que tomó de CART para elaborar su idea del método universal fue la matemática, concretamente el álgebra que proporcionaba inabotables ejemplos de su ideal de conceptualización clara y distinta.

00:02:39 - Desde entonces seguimos considerando a las ciencias formales, la lógica y la matemática, o a las empíricos matematizadas como la física, el paradigma de todo conocimiento. Sin embargo, el rendimiento global del método universal ha sido mucho más restringido de lo que soñó Descartes. Le creía poder solucionar definitivamente, aplicándolo, los más árduos y debatidos problemas de la filosofía, la moral y la política, superando así las interminables controversias históricas al respecto. Creció que su método certificaba verdades morales como las que él compartía, o teorías filosóficas que personalmente aceptaba. Así decretó que el método garantizaba la inmortalidad del alma, la existencia de Dios, la necesidad de conservarse en la moral y la religión de la propia comunidad, etcétera.

pero las controversias sobre estos y otros temas continuaron tan o más agriamente que antes y con el agravante de que cada divergencia parecía siempre apoyarse en aquella propuesta. Todos invocaban la misma universalidad de la razón, pero todos extraían consecuencias arratodiferentes y ese sentido común también repartido terminó aceptando la realidad de la divergencia estableciendo una normativa de convivencia. El respeto a la pluralidad de opiniones, de teorías, de religiones, de ideologías. Es cierto que tal principio no siempre se ha respetado en la práctica, pero, y esto es lo importante, no es nunca negado en teoría. Sencillamente, pretender la uniformidad del pensar no sería una muestra de sentido común. Por esas paradojas del destino, la propuesta caminada a lograr consenso universal en las respuestas a los grandes enigmas del hombre terminó logrando el consenso universal de su imposibilidad. Y como, según Descartes, nadie desea ser más razonable de lo que es, ni hay interés en revisar las soluciones de sentido común, el problema ideológico se ha instalado como un hecho, pero pocos se han preocupado seriamente de darle una fundamentación racional que es la primera exigencia del método.

00:04:59 - Parece, pues, que antes de salir definitivamente de la modernidad, la sociedad humana debiera pasar por este examen y cuestionarse razonablemente su sentido común.