Mayo  11, 2021

Episodio 7: Filosofía: cinco minutos en dial 7

Comentario a la frase de Baruch Spinoza: "El que ama a Dios no puede esforzarse en que Dios le ame a su vez"
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el que ama a dios, no puede esforzarse en que dios le ame a su vez. Entre las muchas proposiciones paradójicas y asombrantes que contiene la ética de Spinoza, sin duda esta es una de ellas. Forma parte de su teoría del amor amor intelectual de Dios. Amor de intelectualis dijo él en latín y no extraña que este y otros similares exábeructos hayan proporcionado más que suficiente justificación moral a los raminos que lo expulsaron de su comunidad. Sin embargo, estas chocantes frases son rigurosamente deducibles de un pequeño eunoco número de axiomas que encabeza su tratado. Lo que nos muestra que pocos son los hombres, incluso filósofos, capaces de llevar hasta sus últimas consecuencias sus propios principios. Pero además, podemos preguntarnos si la proposición 19 de la quinta parte de la ética que he citado nos choca por qué es en verdad extravagante irrazonable, o simplemente porque estamos acostumbrados a pensar de otro modo.

00:01:23 - A riesgo afirmar la segunda hipótesis.

00:01:26 - Es una experiencia cotidiana y personal que nos manejamos en nuestras acciones, sentimientos y deseos con el criterio de la reciprocidad.

00:01:36 - Te doy para que me des mañana o ahora mismo.

00:01:39 - Solemos encarar nuestra vida en forma de un permanente ejercicio de exigir en todos los casos el equilibrio de la balanza.

una absoluta justicia connotativa lo que aplicamos a nuestros semejantes terminamos aplicándolo naturalmente a Dios. No olvidemos que Kant observó en su momento que muchas actitudes religiosas son normativas condicionadas o heterónomas, es decir, en definitiva interesadas. Nuestro amor de Dios, como nuestro amor a los hombres, a las cosas y hasta a nosotros mismos suele ser interesado, buscador de reciprocidad. El mérito de Espinoza ha sido demostrarnos que esta postura es contradictoria.

00:02:25 - La razón que de Espinoza es que como Dios no tiene pasiones, no ama ni odia propiamente hablando y por tanto de pedir tal cosa estaríamos pidiendo un Dios que no es Dios. No todos aceptan esta concepción tampoco entropomórfica de Dios y prefieren un Dios personal, un Dios que nos trate de tú a tú. Y en este caso parece que el argumento espinocista no vale. Sin embargo, en sentido absoluto y prescindiendo de los sujetos implicados, el razonamiento propuesto es universalmente válido en este sentido. Si yo amo, amo al objeto de mi amor tal como es, no como desearía que fuese y no es.

00:03:12 - Entre estos deseables no reales puede estar mi deseo de amor correspondido, pero entonces el objeto amado sería ficticio, no real. Amaría diríamos en forma pigmalónica, queriendo modificar al ser amado. Y esto no dejaría de ser, como diospinosa, bastante contradictorio.

parece más correcto postular la gratuidad del sentimiento o afección del amor o benevolencia si no es gratuito no es amor reconozcamos que parece algo duro y difícil de aceptar tenemos conciencia de nuestra permanente búsqueda efectiva síntoma de una carencia profunda y universal no no nos bastamos solos, ni física ni espiritualmente, y sin el amor y la benevolencia del otro, el prójimo o Dios, no somos élises. Y esto es verdad. Nuestro anhelo de comprensión y amor es legítimo. Lo que no lo es es la actitud rechazada por espinosa, la de poder condiciones a nuestra propia entrega a los demás, Dios o los hombres, y hacer de sentimientos benevolentes una cuestión contractual. Al contrario, y como dice el mismo espinosa en la proposición 20, este amor hacia Dios y todo amor, añadiría yo, no puede ser mansillado por afección alguna de envidia o celos, sino que se alimenta tanto más cuanto imaginemos más son resumidos a Dios por el mismo lazo del amor.

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