Episode 5: Epistolario Güemes 5

00:00:00 - El grano Agüemes, compañero y amigo querido, hasta noche no ha llegado ir a arte, me dice que en consecuencia del mal estado de las postas, es un infierno este mal estado, no hay una cosa que no esté en él, querrá usted creer que apenas ayer hubiese sólo no cien mulas reunidas. En Valde me canso. Todo marcha con piede plomo. El ala vale mis apuros y quemazones continuos de sangre. No tenga usted cuidado por el teniente molina. No corre la sangre, pero lo pondré en buen camino y sujetaré para que sea útil. Conozco a su madre y a él lo he distinguido siempre. No sé cómo se ha trastornado y ha dado mérito a sus padecimientos. Ha llegado el intendente del ejército, don Juan de Bernabé y Madero, y me dice que lo de Córdoba iba tomando mejor semblante, con sólo haber mandado fusilar fudes a un tal López, asistente que fue de mi chilena, autor de un millón de desastres. Ese europeo español malvado que se nos había entrado con la gachada si se hallaba de capital en aquella guarnición, muchos celebraré que aquello se tranquilice porque me distrae mucho de la primera atención y recordarán nuestros recursos.

00:01:30 - San Martín me escribe, también son necesidades, pero sea en campo de instrucción con el ejército que manda y disponiéndose para la grande y necesaria empresa. No me parece que bajarán de cuatro mil quinientos con los que pase los andes, y entonces yo ni subo, ni bajo, ni me estoy quedo, siempre me toca la puro, mi amigo, y no sé cómo vencer los presentes. Me estoy decidido por la garra de montaña y contento con los movimientos que usted va a empezar en esa línea, por los flancos del enemigo, en el interior, también se ajeutar con más vivesa que hasta aquí.

00:02:08 - Trabajo para una expedición por el despoblado que causa respeto y hostiliza sus indignos sanguinales de todo el mundo. Es que hecho usted con el teniente Correl Pulaserba será fin, director y comandante de los angélicos. No es cierto que los enemigos a los eclasiásticos que siguen la causa nuestra nos hacen volar al cielo? ¿Y por qué nosotros no hemos de entrar en la recíproca? A ese cura ya le perdoné la vida otra vez y ve a usted cómo ha correspondido. Sandremos muy mal de la lucha teniendo tanta de ventaja. En fin, mi amigo, siga usted en buena salud, ánimo y confianza en Dios y nuestra general. Y adelante por medio de cuántos obstáculos se presenten que con la constancia todo se vence. Siempre usted, fiel amigo y compañero, mal mueve el grano. Tucumán, 23 de octubre de 1816.