Junio  28, 2021

Arroyo

Noche especial donde el poema Arroyo se mezclará con las pinceladas líricas del notable poeta y pintor Sanjuanero Reynaldo Durán Parra.
"Entre barrancos, rocas y peñascos; rugiente, alegre y tormentoso canta la corriente"
Tomado de: Antología poetas de San Juan Nepomuceno. Reunidos a la sombra de un tamarindo. (Buelvas Sierra, Pedro José)

00:00:00 - Buenas noches. Nuevamente, tendré el honor de recitar un poema de la autoría del pintor y poeta San Juanero Reinaldo Duramparra, quien manifiesta una profunda lloranza por un arroyo desaparecido. El poema Arroyo fue tomado del libro Antología, Poetas de San Juan Nepomuceno, reunidos a la Sombra de un Tamarindo, por Pedro José, Vuelva Sierra.

00:00:40 - Arroyo, entre barrancos, rocas y peñascos, rugiente, alegre y tormentoso, canta la corriente, corre formando crestas y raudales, torbellinos y remansos, bordando en sus espumas, ramilletes y guirnaldas de ceivas y majaguas florecidas, viaja bordeando la orilla, donde gigantescos árboles con sus copas, cuas sombrillas, forman con su verdor un techo de humbrío y tenebroso templo, brindándole a la vida bienestar y frescura.

donde mora la tranquilidad y el silencio, cortejado con el canto de las aves, el mulmullo de la brisa, el silbido de las hojas cuando vibran, y el crujir de las ramas cuando bailan.

00:01:53 - Y al besarse ríen, gímen y se quejan, escuchándose en el alma canciones que brotan del sublime arruyo del espíritu de las aguas al correr y en noches oscuras sin estrellas y sin luna vuelan, silban, zumba ni gritan, hablan y se quejan, jimen, espeluznantes y estremecedoras brujas sacuden y estremecen, erizan el cuerpo de terror. Espíritus que duermen en ramadas de altos y enormes árboles, sostenidos por gigantescas raíces, que al abrazar la barranca

00:02:52 - Semejan tentáculos o serpientes, y al besar las aguas forman charcas, remolinos y cuevas, donde las aguas juegan y los peces esconden, y en el día duermen, imperturbables los espíritus asustando a los niños, cuando impávidos pescan y se contemplan en el espejo tembloroso como su alma, de las aguas al correr. Miedos que viajan en leyendas y peregrinos recuerdos, dormidos en el tiempo, en la conciencia y el alma, en la añoranza de un abuelo, en la charca y arroyo desaparecido en el último ser vivo de una generación en el olvido colectivo.